domingo, 15 de mayo de 2011

Nubes de colores

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Cariño mío,

En las casetas de la Feria de Abril reinaba una febril actividad para poder tenerlas completamente engalanadas y terminadas a la hora de la inauguración. En unas se afanaban los pintores, en otras los técnicos de sonido poniendo micros y altavoces, en un montón de ellas se podía ver todavía a una legión de carpinteros terminando los tablaos para bailar al compás de sevillanas y fandangos y en todas, en todas sin excepción, se colocaban tiras de farolillos de colores.

Los farolillos, al igual que las faralaes, están como indisolublemente unidos a la Feria y a Andalucía. Es más, yo diría que sin farolillos y sin faralaes no hay feria, por más Fino que se escancie, pescaito frito que se coma y caballo que se engalane!!

Unas horas antes de que El Real se llenara de personas ávidas de fiesta, los farolillos, ya desplegados, formaban montones blancos, rojos, azules y amarillos parecidos a nubes tendidas bajo los toldos de las casetas o frente a ellas, aguardando el momento de ser instalados, ya sea en hileras, suelto o arracimados.

Pero ete aquí que el mal tiempo reinante en estas fechas trajo fuertes rachas de viento que se llevaron la gran mayoría de los farolillos, elevándolos hasta esas alturas en las que los globos de helio que se escapan de las manitas infantiles entran en las nubes y se funden con sus gases...

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Quien los hubiera seguido con la vista nunca hubiera imaginado que al cabo de unos días, y en los cielos madrileños, se avistaran cúmulos con los colores de los farolillos. Es más, si uno miraba a través de un telescopio mínimamente potente, podía ver que los volúmenes cambiantes e indefinidos de las nubes habían dejado paso al aspecto de acordeón redondeado de los farolillos, como si éstos hubieran actuado de molde de las algodonosas masas de los cúmulos.

Atraídos por su rara belleza y por su originalidad, y aprovechando que estaban en la vertical de Aravaca, nuestros BD se empeñaron en que algunas de estas nubes de colores debían quedarse sobre la casa, a modo de parasoles. Y no se les ocurrió otra cosa que arponearlas para fijarlas con un fino cable de acero a los árboles del jardín. Y entonces, al ser bruscamente agujereados, los cúmulos empezaron a descargar su lluvia de colores!!!

Síiiiiiiiiiii, sí Gilito mío, llovían gotas azules, rojas, verdes y amarillas... pero no eran de pintura, sino de agua perfumada por los azahares que inundan las calles de Sevilla!

Que extraña simbiosis se estableció entre los farolillos y las nubes para dar lugar a esa preciosa rareza que nos regalaba la naturaleza?

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Nuestros BD empezaron a estudiar, con la ayuda de físicos y meteorólogos, la posibilidad de que este fenómeno acaecido gracias a la casualidad se pudiera repetir a voluntad, para poder comercializarlo!!!

Quedaba claro que las nubes tomaban la textura y el color de los farolillos que entraban en ellas. Quedaba claro también que esas nubes afarolilladas se comportaban como cualquier nube, y se hacían y deshacían, y aumentaban o disminuían su tamaño en función de las presiones de sus gases internos...

Si se introducía un líquido perfumado en los farolillos éste se desprendía más tarde en forma de lluvia aromada y colorida... Y si introdujeran en los farolillos lucecitas de éstas que se utilizan en Navidad, a pilas, que pasaría? se preguntaron... Lo probaron y... oh maravilla, Gilito, la nube se iluminaba!!!

Como los estudios llevados a cabo y los experimentos realizados fueron todo un éxito, ahora nuestros BD andan inmersos en la creación de su empresa, Aromatic and Illuminated Clouds (así, en inglés, para que sea más internacional, jeje! ), cuyo fin será crear nubes iluminadas o perfumadas o ambas cosas a la vez, para comercializarlas en fiestas particulares, eventos públicos, fiestas mayores, etc. También se podrá escoger que lluevan o no, pues no siempre la lluvia es adecuada o deseada.

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Creo que tendrán mucho éxito pues es algo sumamente original y barato, ya que los farolillos los comprarán en China y las nubes pueden conseguirse gratuitamente y almacenarse con facilidad.

Te imaginas una fiesta nocturna en el jardín iluminado únicamente con nubes del color que quieras? Te imaginas el spot de un automóvil color champán sobre el que caen finísimas gotas negras o doradas? Te imaginas une nube blanca desprendiendo pétalos de rosas? Te imaginas una nube con los colores del arco iris derramándose sobre, por ejemplo, tu Peugeot blanco?

Son muchísimas las cosas que se pueden idear, como puedes ver.

Si te se te ocurren más proyectos para hacer, cuando vengan nuestros BD a desearte “Buenos Días, Buenos Días, Javier!” puedes darselos apuntados en un papel...

Y si tienes la suerte de que llueva en colores sobre ti, no abras el paraguas, no... no tengas miedo y deja que te empape esa lluvia que te regalará oleadas de placer!

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martes, 10 de mayo de 2011

Casa de muñecas

Foto Areté
                          Foto de Areté : http://www.flickr.com/photos/veric/5290181126/

Cariño mío,

El mucho tiempo que llevamos conviviendo con nuestros BD nos ha permitido conocer de sobras muchísimos de sus registros, pero siempre nos sorprenden con reacciones o acciones sumamente originales, verdad? 
Pues cuando te cuente la última hazaña protagonizada por ellos, verás...

Nunca se habían fijado en ella, pero un día les vi curioseando mi casa de muñecas. Ellos sabían que siempre me han encantado las casitas de muñecas y que uno de mis sueños de adulta era tener una más grande y más bonita que la que tuve de pequeña. Por éso nunca se han burlado de mi cuando me han visto limpiando el polvo a los muebles miniatura del comedor, limpiando la bañera de porcelana del cuarto de baño o cepillando los pequeños sofás de terciopelo... A veces lleno con brotes diminutos los jarroncitos del despacho, porque mi casita de muñecas tiene despacho, y jardín, y espejos antiguos, y una gran suite con vestidor, que más parece una tienda que un vestidor, porque tengo una muñeca muy fashion, sabes?

A nuestros BD les encanta curiosear qué hace la muñeca y miran a través del tejado, que puede levantarse, o a través de la chimenea del cuarto de estar, que más parece un periscopio que una chimenea, pero como la muñeca no se entera... No la miran a través de las ventanas porque entonces ella sí se asustaría al ver ojos enormes espiándola, o narices... qué iba a pensar la pobre!!! No, no, ellos son, como nosotros, muy discretos...

Ayer observaron que el salón estaba muy desordenado. Encima del piano de cola se amontonaban, mal enrolladas, las partituras. Algunas habían caído al suelo y presentaban trazas de haber sido pisadas... Dos jarrones yacían sobre las baldosas, hechos trizas... Las flores frescas habían sido pisoteadas y el agua empapaba el extremo de una alfombra. Además, una de las cortinas estaba medio descolgada, como si hubieran tirado de ella, y los cristales del ventanal, hechos añicos...

Eso era muy extraño, pues la muñeca era sumamente ordenada, y se alarmaron. Miraron en su habitación y vieron su cama deshecha, las zapatillas tiradas, los postigos cerrados... El vestidor aparecía tan desordenado como el salón y el despacho; daba verdadera pena, cariño: mucha ropa había caído de su percha. Se amontonaban los bolsos y los collares de bisutería fina a los que ella era muy aficionada... los zapatos estaban tirados por el medio, separados de sus pares...los foulares aparecían anudados y arrugados... que desastre, Dios mío!!

Todo parecía indicar que la casa había sufrido un robo, o que la muñeca, en un ataque de vete a saber tú qué, había sido la causante de aquel verdadero desbarajuste!! Fuera lo que fuera, el caso es que lo que sucedía era raro y que la muñeca no estaba ni en el jardín ni en ninguna de las habitaciones.

Me preguntaron si la casita contaba con alguna estancia oculta que no tuviera ventanas al exterior y que no pudiera divisarse a simple vista. Al darles una respuesta afirmativa no se lo pensaron dos veces, se tomaron un microtrocito del hongo que les regaló Alicia, la de Wonderland, y se introdujeron en la casa por el ventanal con el cristal roto, ya que la puerta principal y la que daba al jardín estaban cerradas.

Si los hubieras visto, Gilito, parecían GEOS!! Rápidos como centellas, y muy bien coordinados, diez minutos más tarde ya la habían encontrado, atada y amordazada, en el cuarto de la caldera.

Cuando la liberaron se deshizo en llanto, la pobre, y empezó a contar, muy alterada, que a una hora muy temprana, tan temprana que ella todavía dormía, se le habían presentado tres muñecas muy amables diciéndola que venían de parte de Kent, el novio de Barbie. Kent estaba preparando una fiesta sorpresa a Barbie, deseaba hacer un desfile con todas sus amigas vestidas de blanco y de rosa y querían contar con su participación. Enseguida se entusiasmó con la idea y las tres que supuestamente ayudaban a Kent la convencieron para que las llevara a su vestidor, ya que así escogerían conjuntamente los vestidos con los que desfilaría.

Una vez en el vestidor se echaron sobre ella, la ataron y le pidieron que les dijera dónde tenía guardadas las joyas y el dinero. Como ella dijo que no tenía nada de lo que buscaban, la amordazaron para que no gritara y empezaron a revolverlo todo y... ya ves que desastre, Gilito!!! Ni de las muñecas se puede fiar una!!

Si no hubiera sido por la curiosidad de nuestros BD y su coraje y decisión quizás hubieran pasado muchos días hasta que me hubiera dado cuenta de lo sucedido entre las paredes de aquella primorosa casita. Y es que, a veces, miramos sin ver.

Desde hoy la muñeca cuenta con vigilancia permanente y ya no tiene nada que temer... y nuestros héroes, ya recuperado su tamaño habitual, están a punto de llegar para decirte “Buenos Días, Buenos Días, Javier!”

miércoles, 4 de mayo de 2011

Los sonidos del bosque

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                      Foto de Ana Guirao: http://www.flickr.com/photos/guiraogato/

Cariño mío,

Hasta hace muy poco creía que los rumores del bosque se desvanecían en el aire, como las gotas de la lluvia en el agua remansada de un lago o en un charco, pero una experiencia exquisita hizo que cambiara de opinión, una experiencia que ahora te voy a contar, Gilito.

En uno de mis paseos por la Sierra, y al lado de un pequeño riachuelo, hallé un árbol cuyo enorme tronco estaba cubierto de musgo, de pequeñas plantas y de líquenes. Ese árbol desprendía fuerza y energía, y me entraron unas enormes ganas de abrazarlo. Bueno, eso de abrazarlo es un decir, pues ya sabes que soy chiquitita y mis brazos extendidos apenas alcanzaban a una sexta parte de su diámetro, así que me limité a apoyar mi cuerpo contra su tronco y a hundir mis manos y mi rostro en la blandura deliciosa y húmeda del musgo que lo recubría.

Y fue entonces, fue entonces cuando empecé a escuchar una mezcla de delicados sones cuyo origen no acertaba a discernir... Me giré pensando que alguien provisto de un transistor se acercaba, pero no, seguía rodeada de soledad.

Puse ambas orejas en contacto directo con todos los puntos del diámetro del tronco arbóreo y entonces distinguí el goteo de la lluvia en el suelo, crujidos de hojas secas, el toc-toc de los golpes de pájaros carpinteros, cantos de aves, quejidos de animales moribundos, chasquidos de ramas heridas por los rayos, arrastrar de piedrecillas, pasos de hormigas...

Estaba maravillada, y escuchando escuchando atentamente y con los ojos cerrados, me di cuenta que los sonidos del bosque estaban allí guardados, almacenados en un orden determinado y perfectamente clasificados en una especie de anillos que circundaban todo el perímetro del árbol.

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    Foto de Ana Guirao : http://www.flickr.com/photos/guiraogato/

Los de los pájaros estaban en la parte más alta, junto a las ramas. Además de sus cantos se podían escuchar sus aleteos, su entrechocar de picos, el cruzamiento de ramitas al hacer sus nidos, el sordo ruido de los huevecillos al caer en el fondo plumoso de los mismos, los chillidos de los polluelos recien nacidos... No todos los sonidos eran idílicos, desgraciadamente y también los había trágicos, pues trágico era que algún zorro o gato montés se comiera crías o adultos tullidos o despistados... Percibí huesecillos que se quebraban, músculos que se desgarraban, picos que se quebraban, plumas que se desprendían y caían...

A media altura se podía oír los pétalos de las flores al abrirse, los zumbidos de las abejas, las voces de los paseantes, gesticular de manos, balidos de cabras y ovejas, ladridos de perros, deslizarse de hormigas por los troncos, vuelos de mariposas, ruido de navajas al grabar tequieros adultos y adolescentes en las cortezas...

Y en la parte de abajo, en la más próxima al humus del bosque, los sonidos eran muy intensos... El primero que se captaba, pues estaban muy mezclados, era el de las aguas... aguas, sí, en plural, porque había la del riachuelo y la que recorría las capas freáticas bajo tierra; después se percibían ruidos sordos de pasos, de crepitar de hojas, de piñas tiradas por las ardillas, estrellándose en el suelo... El trajín que hay en los hormigueros y el de los topos al excavar sus galerías también eran audibles, fíjate hasta que punto el árbol distinguía!!

Como no estabas a mi lado y no sabía si cuando pudiera volver contigo (sí, ni que sea a rastras algún día te voy a llevar, jeje) los sonidos estarían todavía en el interior del árbol, pensé en grabarlos, pero éso, según me dijo un ermitaño que por allí vivía y encontré más tarde, no era posible. Y no lo era porque el árbol sólo permite que sean audibles para quienes se abrazan a él y desean estar en comunión con él y con la naturaleza en general.

Seguramente nuestros BD hubieran inventado alguna cosa pero yo no supe hacerlo, cariño. Después de discurrir un rato largo, lo único que se me ocurrió fue regresar al lado del árbol para abrazarme de nuevo al tronco e intentar almacenar sus sonidos en mi corazón.

Así que ahora, convertida yo en una especie de fonoteca forestal, lo que tienes que hacer es cerrar los ojos y abrazarte a mi pensando que soy esa encina que tenemos en propiedad... y entre latido y latido de mi corazón seguramente los podrás escuchar, porque yo los oigo dentro de mi...

Y mientras me abrazas muy fuerte, muy fuerte, te acariciaré el pelo con infinita dulzura y te susurraré “Buenos Días, Buenos Días, Javier!”

          Foto de Pilonga : http://www.flickr.com/photos/__matilde_/with/5753697137/