martes, 10 de mayo de 2011

Casa de muñecas

Foto Areté
                          Foto de Areté : http://www.flickr.com/photos/veric/5290181126/

Cariño mío,

El mucho tiempo que llevamos conviviendo con nuestros BD nos ha permitido conocer de sobras muchísimos de sus registros, pero siempre nos sorprenden con reacciones o acciones sumamente originales, verdad? 
Pues cuando te cuente la última hazaña protagonizada por ellos, verás...

Nunca se habían fijado en ella, pero un día les vi curioseando mi casa de muñecas. Ellos sabían que siempre me han encantado las casitas de muñecas y que uno de mis sueños de adulta era tener una más grande y más bonita que la que tuve de pequeña. Por éso nunca se han burlado de mi cuando me han visto limpiando el polvo a los muebles miniatura del comedor, limpiando la bañera de porcelana del cuarto de baño o cepillando los pequeños sofás de terciopelo... A veces lleno con brotes diminutos los jarroncitos del despacho, porque mi casita de muñecas tiene despacho, y jardín, y espejos antiguos, y una gran suite con vestidor, que más parece una tienda que un vestidor, porque tengo una muñeca muy fashion, sabes?

A nuestros BD les encanta curiosear qué hace la muñeca y miran a través del tejado, que puede levantarse, o a través de la chimenea del cuarto de estar, que más parece un periscopio que una chimenea, pero como la muñeca no se entera... No la miran a través de las ventanas porque entonces ella sí se asustaría al ver ojos enormes espiándola, o narices... qué iba a pensar la pobre!!! No, no, ellos son, como nosotros, muy discretos...

Ayer observaron que el salón estaba muy desordenado. Encima del piano de cola se amontonaban, mal enrolladas, las partituras. Algunas habían caído al suelo y presentaban trazas de haber sido pisadas... Dos jarrones yacían sobre las baldosas, hechos trizas... Las flores frescas habían sido pisoteadas y el agua empapaba el extremo de una alfombra. Además, una de las cortinas estaba medio descolgada, como si hubieran tirado de ella, y los cristales del ventanal, hechos añicos...

Eso era muy extraño, pues la muñeca era sumamente ordenada, y se alarmaron. Miraron en su habitación y vieron su cama deshecha, las zapatillas tiradas, los postigos cerrados... El vestidor aparecía tan desordenado como el salón y el despacho; daba verdadera pena, cariño: mucha ropa había caído de su percha. Se amontonaban los bolsos y los collares de bisutería fina a los que ella era muy aficionada... los zapatos estaban tirados por el medio, separados de sus pares...los foulares aparecían anudados y arrugados... que desastre, Dios mío!!

Todo parecía indicar que la casa había sufrido un robo, o que la muñeca, en un ataque de vete a saber tú qué, había sido la causante de aquel verdadero desbarajuste!! Fuera lo que fuera, el caso es que lo que sucedía era raro y que la muñeca no estaba ni en el jardín ni en ninguna de las habitaciones.

Me preguntaron si la casita contaba con alguna estancia oculta que no tuviera ventanas al exterior y que no pudiera divisarse a simple vista. Al darles una respuesta afirmativa no se lo pensaron dos veces, se tomaron un microtrocito del hongo que les regaló Alicia, la de Wonderland, y se introdujeron en la casa por el ventanal con el cristal roto, ya que la puerta principal y la que daba al jardín estaban cerradas.

Si los hubieras visto, Gilito, parecían GEOS!! Rápidos como centellas, y muy bien coordinados, diez minutos más tarde ya la habían encontrado, atada y amordazada, en el cuarto de la caldera.

Cuando la liberaron se deshizo en llanto, la pobre, y empezó a contar, muy alterada, que a una hora muy temprana, tan temprana que ella todavía dormía, se le habían presentado tres muñecas muy amables diciéndola que venían de parte de Kent, el novio de Barbie. Kent estaba preparando una fiesta sorpresa a Barbie, deseaba hacer un desfile con todas sus amigas vestidas de blanco y de rosa y querían contar con su participación. Enseguida se entusiasmó con la idea y las tres que supuestamente ayudaban a Kent la convencieron para que las llevara a su vestidor, ya que así escogerían conjuntamente los vestidos con los que desfilaría.

Una vez en el vestidor se echaron sobre ella, la ataron y le pidieron que les dijera dónde tenía guardadas las joyas y el dinero. Como ella dijo que no tenía nada de lo que buscaban, la amordazaron para que no gritara y empezaron a revolverlo todo y... ya ves que desastre, Gilito!!! Ni de las muñecas se puede fiar una!!

Si no hubiera sido por la curiosidad de nuestros BD y su coraje y decisión quizás hubieran pasado muchos días hasta que me hubiera dado cuenta de lo sucedido entre las paredes de aquella primorosa casita. Y es que, a veces, miramos sin ver.

Desde hoy la muñeca cuenta con vigilancia permanente y ya no tiene nada que temer... y nuestros héroes, ya recuperado su tamaño habitual, están a punto de llegar para decirte “Buenos Días, Buenos Días, Javier!”

1 comentario:

  1. Me encanta tu manera de escribir, me gusta como nos enganchas con tus historias...

    Yo no me fio de nadie y menos de las "Muñecas"

    :-))

    Besos

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