miércoles, 13 de octubre de 2010

En el Topkapi

La casa del sultano
Fotos de Francesco Fratta: http://www.flickr.com/photos/38143455@N05/

Cariño mío,

El Topkapi de Istambul no tiene color al lado de la Alhambra, pero como nuestros BD no habían estado todavía en ella, quedaron completamente maravillados con los edificios y jardines que forman el recinto palaciego turco.

Una de las cosas que más les llamó la atención fue el Harén, por su trazado laberíntico, sus azulejos, sus tracerías, sus fuentes, sus baños de mármol...

La casa del sultano

Cuando les pregunté si sabían qué era un harén me dijeron que pensaban que se trataba de las habitaciones de la Sultana y sus criadas. “No es así exactamente”, les repusé. Y entonces les conté que la palabra Harem o Harén significa “Prohibido a los hombres” y que allí vivían encerradas la madre, las esposas, las concubinas y las esclavas del sultán.

También les conté que la vida de esas mujeres, aunque confinada y a veces peligrosa por las intrigas que tejían entre ellas, se dedicaba al cuidado personal, al de los hijos, al aprendizaje de la música, de la danza, a probarse trajes y joyas...
  

También les puntualicé que los únicos hombres autorizados a estar en el Harén, aparte del Sultán y sus hijos, eran los eunucos, que hacían las funciones de guardianes.

El tema pareció interesarles y me preguntaron si en la actualidad había harenes como el del Topkapi... “Alguno habrá, supongo, pero más modernos, en Arabia Saudí y en los pequeños países de los Emiratos Árabes, pero sólo pueden tenerlos personajes ricos y poderosos, pues son muy costosos de mantener”.

La casa del sultano
El Lunes de la semana pasada cinco BD me comunicaron su intención de partir a Dubai para, según me dijeron, montar una empresa de servicios dedicada a los españoles residentes allí. Me dieron toda clase de detalles y, por supuesto les creí. También me dijeron que cuando se hubieran instalado nos iban a llamar por videoconferencia. Te querían sorprender y, con aquello que llevan los árabes en la cabeza, decirte “Buenos Días, Buenos Días, Javier!”, pero...

Yo ya andaba inquieta porque no llamaban, no respondían al teléfono y no tenía ninguna dirección para investigar si estaban bien o mal... Mi angustia iba in crescendo pero no te dije nada, Gilito, porque no te quería preocupar.

Si esta mañana no hubieran aparecido ya tenía pensado llamar a consulados y embajadas, pero, gracias a Dios, no ha sido necesario.

Cuando he visto que entraban en casa me he quedado de piedra y, a la vez, aliviada! “Pero no ibais a montar un negocio allí, que ha pasado?”... Y ahora... más vale que te rías, porque vamos...

El propósito de estos cinco aventureros era... ser eunucos en un harén!!! No me lo quisieron confesar, claro, porque les daba mucha vergüenza admitir que querían estar todo el día entre mujeres, viéndolas, masajeándolas, ayudándolas...

La casa del sultano

En el Sultanato de Omán encontraron lo más parecido a su ideal Topkapi y, conocedores del amor por los caballos que hay en estos países, además de hacer valer su exotismo español hicieron valer también los conocimientos de hípica que habían adquirido a tu lado y al de tu hermano. Allí valoraron mucho sus características pero les dijeron que no podían asegurarles el puesto de trabajo hasta que no pasaran la correspondiente revisión médica. Así pues, al día siguiente se personaron en en ultramoderno Sultan Qaboos Hospital para la susodicha revisión y... cual no fue su sorpresa cuando el médico les dijo que lo único que les faltaba para ser admitidos como eunucos era someterse a una pequeña intervención y que, si lo deseaban, podían entrar en quirófano aquella misma tarde...

“Pero de que intervención nos está hablando?” preguntaron al médico... Y éste, tan campante y risueño, les respondió : “Pues de la castración, por supuesto”...

Madreeeeeeeeeeeeeee, oir ésto y huir despavoridos fue todo uno!! Rápidamente hicieron las maletas, se fueron al aeropuerto y ya ves, ya los tenemos aquí...

Éso les pasó por no preguntar o no estudiar más acerca de lo que pretendían llegar a ser... Hoy, sanos y salvos, te van a saludar, enteritos y machitos, eh?! con su habitual Buenos Días, Buenos Días, Javier!”

La casa del sultano

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