miércoles, 25 de agosto de 2010

Capturando paisajes

La Roja, sí señor!!! Quién lo dudaba?

Cariño mío,

Hay quien captura mariposas, caza pájaros, pinta o hace fotos de lo que le interesa... Hay innumerables maneras de hacer que lo que nos gusta permanezca, por lo menos durante un tiempo, a nuestro lado.

Yo utilizo la fotografía, ya lo sabes, pero yo conozco a una persona que es más original y no utiliza ninguno de los métodos enumerados. Cuando ve un paisaje que le encanta, por ejemplo, coge una copa con agua y deja que el paisaje se refleje en ella. Después tapa la copa, encerrándolo, y el reflejo de éste ya no se escapa!!

El paisaje capturado es más pequeñito que el original, es como un bonsai de paisaje, o como si lo hubieran reducido los jíbaros, si se pudiera...

Te estoy hablando de un paisaje pero puede aplicarse a cualquier cosa: un edificio, una persona, un animal...

No me digas como lo hace porque guarda su secreto celosamente y no suelta prenda. En ves de decirte que no quiere revelarlo, empieza a hablar, a soltar frases acerca de la tensión superficial, de la refracción, suelta un discurso tan embrollado que quien lo escucha no se entera de nada, por lo menos yo!! Y si le pides concreciones se evade de nuevo o te suelta un “Es que eres del KGB?”

Me enteré de la existencia de este personaje por pura casualidad. Se me estropeó el coche en Chinchilla y mientras me lo reparaban di una vuelta por el pueblo. Vi que el Museo de Cerámica estaba abierto y entré, aunque no me interesaba demasiado, sólo por matar el tiempo. Allí me encontré con que había también una exposición temporal que no tenía nada que ver con la temática del museo : Copas de cristal, de vino, de coñac, de fino, pero dentro de cada copa había un paisaje... Podías coger las copas y remover el agua, como quien remueve el vino antes de efectuar una cata, y cuando el agua se remansaba el paisaje volvía a aparecer!! Las copas, ya te lo he dicho antes, estaban tapadas y protegidas por arriba con algo transparente, para no correr el riesgo de que el interior se vaciara.

Yo creía que el autor había logrado tal maravilla con alguna técnica fotográfica, o pegando paisajes de plástico u otro material en el fondo de la copa, como en esas bolas transparentes donde nieva cuando las mueves, pero no, no era nada de eso! Como me gustó mucho la idea le di mi mail al autor para que me avisara cuando hiciera más exposiciones. Y eso hace desde entonces. A las últimas también asistieron nuestros BD y en la que se inauguró anteayer me animaron a comprar tres copas.

En la primera hay un paisaje precioso de dunas y como las arenas te encantan, pues ésta es para ti, Gilito... :)) En la segunda hay un paisaje de la Toscana en primavera, bello a más no poder, y ése es para mi... Y en la tercera copa, que era para los BD... ya no hay nada!! Los muy pillos abrieron la finísima telilla protectora y experimentaron con el líquido de su interior, que contenía los reflejos de la Luz de la Luna y las estrellas en el mar... Esa copa la quería yo para ti, pero se pusieron tan histéricos que pensé que encargaría otra igual, pero más bonita, para ti, así que se la di...

Ha ido bien que fueran curiosos porque lo que han descubierto, si tienen vista, les puede enriquecer... Descubrieron que si mojaban un pincel en el líquido y pintaban encima de algo, el agua adquiría la textura del óleo y el paisaje (o lo que fuera) pasaba de la copa al lienzo, a la madera, a la tela o al papel...

Hoy te van a traer el pequeño cuadro que pintaron: una marina nocturna, claro, con un cielo tachonado de estrellas y con los reflejos de la Luna en las olas, en la arena mojada de la playa, en el acantilado, en los cristales del torreón del faro...

Hubiera sido más apropiado traerte una marina al amanecer, porque lo que te dirán cuando te la regalen será (sí señor, lo adivinaste, jeje) “Buenos Días, Buenos Días, Javier!”

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