miércoles, 8 de septiembre de 2010

De libros y jardines

Acariciado por la luz que irradia la poesía

Cariño mío,

A veces los libros se sienten flores, o se convierten en flores por extrañas leyes físicas (o divinas, vete tú a saber!) que se nos escapan y los jardines parecen bibliotecas...

En tu jardín, Gilito mío, crecían arbustos de antologías poéticas al lado de los olorosos pittosporum; entre los rosales aparecieron, ayer por la mañana, novelas del siglo XVIII, fenecidas ya las del XVII... En el muro cubierto de madreselvas, y confraternizando con ellas, había delicados haikus japoneses, como pequeñas rosas de pitimí realizadas con papel de arroz...

Cuando iban a polinizar lo que creían flores, las mariposas encontraban versos en vez de estambres y pistilos, y libaban letras y esencias de poesía, tan o más dulces que el néctar vegetal que recordaban o que podían libar de las flores flores, que también había...

En el trayecto de la casa a la piscina paseabas entre hojas, entre hojas verdes naturales y entre hojas de papel resistentes al rocío de la mañana y a los rigores del Sol...

Estos libros flores o flores libro, que ya no sé como llamarlas o llamarlos, de noche se cerraban, para soñar sueños secretos que a nadie le incumbían... Y al despuntar el alba se abrían como capullos nuevos, ya fueran libritos de 10 páginas o ediciones en rústica un poquito más pesadas...

Brotando del libro // Poussant du livre

Pero esta biblioteca o jardín a las leyes de la madre naturaleza se debía, y las flores, o los libros, marchitaban y morían... Si cogías un libro y lo leías lo salvabas de la muerte, eso era seguro, porque muchos de ellos había ya en tus estanterías, por encima del sofá, alguno de recetas de cocina en la cocina y otros de decoración en el salón... Y en la habitación kamasutras varios, en blanco y negro y en color, con fotos o dibujos, una verdadera colección de ediciones sencillas o de lujo, grandes y pequeñas... señal que éste te había interesado, jeje, aunque tú, seguramente podrías añadir alguna postura de cosecha propia, porque quien dijo que todo estaba inventado no te conocía a ti... :))

Nuestros BD estaban entusiasmados con poder disfrutar de un jardín tan especial y ya estaban estudiando la manera de reproducirse de estos libros. Cómo serían sus semillas, si es que así se reproducían,... ¿Cómo letras, cómo capítulos apelotonados formando una especie de mórula que se multiplicaba y crecía y crecía y crecía...? A lo mejor se reproducían por esquejes, como los claveles, pero todo éso no lo sabían todavía... Hacía falta observar, estudiar... Hacía falta despojarse de ideas preconcebidas, hacía falta olvidas las nociones aprendidas, hacía falta ver más allá de lo puramente visual pues el asunto, ya de por sí, se las traía...

En esas están ahora nuestros BD, cariño. Están tan obsesionados con esclarecer el tema de la reproducción que son incapaces de hacer nada más. Hacen fotos, toman notas, intercambian opiniones con biólogos... Yo les he dicho que debían hablar de ésto contigo, porque, dependiendo de lo que descubran, te puede llegar a afectar, te puede llegar a atañer...

Así que busca un poquito de tiempo después de que te digan “Buenos Días, Buenos Días, Javier!” y departe con ellos un ratín, que te lo van a agradecer, jeje...

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