Foto de Analú Prestes : http://www.flickr.com/photos/lalalu/
Cariño mío,
Un barquito de papel se imaginaba surcando los mares convertido en un precioso velero mientras se dejaba arrastrar por las embravecidas aguas de un torrente...
“Ningún sueño es imposible”, se dijo, y empezó a pensar la manera de hacer realidad el suyo.
Llegó al mar gracias a nuestros BD, quienes, hacía ya algún tiempo, lo habían hecho en clase de papiroflexia con unos papeles de fibras vegetales que tú les habías traído de Japón.
Las olas lo zarandeaban y las corrientes lo arrastraban sin que él pudiera hacer nada para evitarlo. A veces pasaba un barco “de verdad” y la estela que éste dejaba lo engullía y, durante un rato largo, no le dejaba cambiar de trayectoria... Fuuuuuuuu, qué ganas tenía de dejar su propia estela, que ganas tenía de desplegar sus velas al viento, de tener un timón y tres mástiles...
Y pensando en los mástiles se le ocurrió una idea de lo más original... El palo de mesana sería la Torre de Pisa, y los obeliscos egipcios de la Plaza de la Concorde de París y su gemelo de Luxor la flanquearían, haciendo las funciones de palo mayor y de palo de trinquete...
Foto de Analú Prestes : http://www.flickr.com/photos/lalalu/
Con tamaña arboladura debía procurarse un casco grande y resistente y empezó a buscar entre los pecios del fondo submarino hasta que encontró lo que estaba necesitando.
Ya sólo le faltaba una experta tripulación que supiera manejarse con tanto cabo y con tanta vela, una experta tripulación que se atreviera a sacar de su ubicación actual a los futuros mástiles y que fuera capaz de ensamblar en el pecio todos los elementos para transformarlo en velero...
No era tarea fácil, no, pero... hay algo que se resista al entusiasmo y a la voluntad de nuestros BD marineros, eh? Porque, claro está, fueron ellos los escogidos por el barquito soñador para transformar sus deseos en realidad!!
Del barco de papel de fibras vegetales del Japón ya no queda prácticamente nada... o queda todo, según como lo mires, porque, aunque su apariencia externa se haya modificado, su espíritu es el mismo, no ha cambiado...
Faltan sólo una capa de barniz y el velero, que ahora está en dique seco, podrá hacerse a la mar... 
Pasado mañana se hará la botadura y tú serás el encargado de efectuar la ceremonia tradicional de estrellar una botella de cava contra el casco mientras le otorgas un nombre a la nueva embarcación...
No te puedes negar Gilito, por mucha vergüenza que te de no te puedes negar de ninguna de las maneras...Además, será una botadura íntima, sin cámaras ni periodistas...así que prepara una maletita porque mañana nos vamos a Málaga.
Allí, en el muelle, en perfecta formación y uniformada, estará la tripulación. Cuando te vean les entrará ganas de echar a correr para venir a decirte “Buenos Días, Buenos Días, Javier!”, pero la importancia del momento les mantendrá firmes y en sus puestos.
Después, después nos invitarán a subir a bordo para ver como ha quedado todo y entonces sí, entonces te rodearán con cariño y, liberados ya del protocolo, te saludarán como debe ser, con su “Buenos Días, Buenos Días, Javier!”
Foto de Analú Prestes : http://www.flickr.com/photos/lalalu/
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